Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Pocos textos, en la literatura mexicana de imaginación, tienen la belleza y la expresividad de este relato, Aura, en que los procedimientos de la ficción están llevados a sus últimas consecuencias. Las imágenes del sueño alteran la realidad o la realidad se ve contaminada por el sueño. El hecho es que Carlos Fuentes, dueño de todos sus recursos, empleando una nueva, eficaz técnica literaria, ha dado aliento a una atmósfera de sombras y ecos donde está manifiesto el tema de la verdadera identidad, y el amor vuelve a unirse, por encima del tiempo, a través del mal y de la muerte. Aura es más que una intensa historia de fantasmas: es una lúcida y alucinada exploración de lo sobrenatural, un encuentro de esa vaga frontera entre la irrealidad y lo tangible, esa zona del arte donde el horror engendra la hermosura.