El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
Muchos no lo creen, pero el cacao habla con un idioma propio: una lengua secreta que invita a quien la escucha al delirio creativo y a la exhuberancia. Su voz se alcanza a percibir en los rituales y en los sueños, esos espacios privilegiados en los que nuestra habla cotidiana pierde su importancia.