Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Desde la definitiva instauración del régimen republicano a la institucionalización de la Revolución durante los años 20 del siglo pasado, la intelectualidad filosófica mexicana produjo un conjunto de ideas con las que pensar a México. Este libro realiza un recorrido por esas ideas agrupándolas en tres grandes paradigmas: el de la libertad, el del progreso y el de la autenticidad. El autor pretende demostrar que la posibilidad de pensar México desde estos complejos ideológicos estuvo asociada a una serie de condiciones sociales, entre las que destaca la organización de las redes filosóficas en clave generacional. Esta propuesta de historia social de las ideas pretende comprender, no sólo cómo intelectuales y filósofos contribuyeron a construir la representación política de México durante una etapa crítica de la historia nacional, sino el mecanismo social que posibilitó este hecho.