Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Luego de perder a su padre a los seis años, James Agee se mudó con su madre a Knoxville, Tennesse, donde se matriculó en un internado episcopaliano. Allí trabó amistad con uno de sus maestros, el pastor James Harold Flye, con quien mantendría una larga e íntima relación epistolar desde los quince años hasta el día en que lo sorprendió una muerte prematura. Las cartas aquí reunidas ofrecen un magnifico retrato de este gran escritor estadounidense, de su riquísima vida interior y de su tumultuosa trayectoria vital. Son un manual de instrucciones y sacrificios para escritores noveles, son una crónica social y política de treinta años convulsos de la historia de los Estados Unidos, son un notable documento de crítica literaria y cinematográfica, una recopilación de sueños y ambiciones