Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Alguna vez tuve la empresa (yo era el jefe y tenía un solo empleado) dedicada únicamente a publicar una revista literaria. Una de las cosas que hacía con frecuencia era llenar cartas poder. En ese entonces salía a comprarlas a la papelería. Hasta que un día se me ocurrió capturarla en mi computadora y, cuando fuera necesario, imprimirla. Hacia finales de 2007, en un momento de ocio, releí ese documento que casi todos firmamos sin entender cabalmente los términos legales que contiene