Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Alma Reed conoció por primera vez a Carrillo Puerto en una recepción oficial brindada a los científicos y exploradores estadounidenses, o los "yucatólogos" (como los llamaron en el medio local), que integraban la expedición arqueológica cubierta por ella como reportera. Luego de ser presentada con el gobernador Carrillo Puerto, la periodista se acercó al general brigadier William Barclay Parsons, miembro de la junta directiva del Instituto Carnegie y el integrante de mayor jerarquía en el grupo, para comentarle la impresión que le había provocado el gobernador. Parsons, un ingeniero de vías férreas, creador del sistema del tren subterráneo de Nueva York, supo expresar la reacción de asombro que era evidente en todos sus compañeros expedicionarios al murmurar al oído de Reed: "Éste es el dragón rojo más atractivo que yo haya visto en cualquiera de mis safaris". ¿Qué le parece a usted, jovencita?? Con total convicción y sin dudarlo, ella respondió: "Él es mi idea de un dios griego". Por su parte, el amor que su "niña periodista" despertó en Carrillo Puerto lo condujo a traducir el nombre y el apellido de Alma al maya yucateco: Pixan (Alma) Halal (Reed, caña en español).