Elemento indispensable en la formación de toda persona culta sigue siendo hoy el conocimiento de las letras clásicas. El autor traza aquà un panorama de la literatura latina sin omitir nada esencial y dando una clara idea de las figuras y corrientes.
La luna y el paisaje, el rumor del río y las canciones para expresarlo. El acto de ver, y la composición imaginativa de la evocación amorosa, cobran importancia en la poesía de Neftalí Coria: "Recipiente los ojos / cuando a este mar baja la luna". Esta poesía parece alumbrar ciertos deseos de transfigurar los elementos como hijos de su propia historia, comprensible y compartida: "La canción del mar la canta el mar / Habla de ti / como si cantara a solitarias sirenas". "Porque no sólo es decir, sino escuchar, vivir la canción antes de decirla. La poesía como una herramienta para detener un río, para detener la noche o los soles enteros de un universo poético que se recompone cada día. En el momento de aparecer este libro de poemas, Saúl Juárez comentó: "Entre la devoción lírica y el privilegio de la imaginería, Cuaderno para detener un río de Neftalí Coria revela nuevas posibilidades al discurso amoroso. A contracorriente del glosario por excelencia, el poeta establece sus coordenadas en la claridad del primer día. Ante este deslumbramiento, Coria inventa con elogiosa arbitrariedad, el origen, la pérdida y la nostalgia de sus pasiones. Como divinidad del espíritu, la naturaleza se presenta más allá de lo común alegoría en estos poemas. Cuaderno para detener un río, paradójicamente a su título, abre, da paso, deja fluir, una música amorosa".