Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
En esa época llamada periodo especial que se deriva, en parte, por la disolución de la URSS que le deja de dar apoyo económico a Cuba, la protagonista de Un lugar sin alegría, tal vez por amor a un hombre veinte años mayor que ella, decide quedarse a vivir de manera ilegal en La Habana y, a la postre, le ofrece al lector un relato entre autobiográfico e intimista de los años más críticos de la Revolución en su ámbito social, novela en la que el discreto encanto de la decadencia mezcla el pasado y el presente de una realidad que, pese a sus carencias de diversa índole, posee un dejo de nostalgia, de confidencia acrítica, de una isla y sus habitantes en la lucha cotidiana de sobrevivir el día a día.