Elemento indispensable en la formación de toda persona culta sigue siendo hoy el conocimiento de las letras clásicas. El autor traza aquà un panorama de la literatura latina sin omitir nada esencial y dando una clara idea de las figuras y corrientes.
La profundidad psicológica con la que Dostoievski revestía a sus personajes lo convierte, a ojos de algunos, en un escritor existencialista y un precursor de Nietzsche. Escrita en 1866, Crimen y castigo se convierte en un testigo de excepción de las contradicciones que alberga el alma humana, especialmente en los conceptos de falta y expiación. Esta indagación en el plano de la ética es uno de los aspectos que más han contribuido a la pervivencia de la obra y su contemporaneidad.