Históricamente, el consumo de carne se ha asociado con una cuestión de estatus en la mayoría de las culturas. Esto cambió de manera radical durante el siglo XX, cuando se dejaron de emplear animales como fuerza de trabajo para la agricultura, lo que dio pie al crecimiento de la industria cárnica a tal punto que hoy se puede encontrar en cualquier supermercado diversos cortes de una gran variedad de especies. La creciente industria cárnica, impulsada por la cada vez más alta demanda, ha provocado una multiplicidad de problemas de índole ética, económica, sanitaria y, sobre todo, ecológica que son analizados por Václav Smil.