Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Tema: Ciencias sociales (Legislación y partidos políticos)
Tamaño: 21cm. x 13.5cm. x 1cm.
Colección:
ISBN 9786074556513
Encuadernación: No disponible
Audiencia No disponible
Sinopsis
El derecho es el lenguaje por el cual los estados de todas las épocas han manifestado su decisión de autorizar ciertas conductas, tolerar otras y prohibir algunas más. Cualesquiera que sean los órganos a través de los cuales una sociedad ve regulada su conducta, en todos los tiempos, tales órganos se han hecho obedecer por medio de normas de carácter coactivo.Desde la más remota antigüedad los hombres han renunciado al ejercicio de su libertad absoluta para poder vivir en sociedad. Asimismo, han admitido que algunos de los miembros de esa sociedad tienen la facultad de ejercer legítimamente la violencia en contra de los que no obedecen lo que está mandado hacer. En las distintas épocas de la historia humana han variado muchísimo los modos para elegir gobernante y para admitir a los que, en nombre propio o en representación de sus semejantes, ejercen la facultad de hacer las leyes y ejecutarlas. Esta facultad ha sido legitimada de las más diversas maneras y se le ha atribuido desde origen divino hasta antecedentes más modestos.