Ensayos de homenaje en el primer centenario del nacimiento del filósofo español, que abordan diversos aspectos de la obra de Ortega. Los cuatro trabajos dibujan con rigor algunos de los horizontes centrales del quehacer filosófico hispánico en el mundo actual.
Entre 1933 y 1936, Marion y Grace Greenwood, dos hermanas de Brooklyn, Nueva York pintaron cinco murales en México, y esto las convirtió en las primeras auténticas mujeres muralistas en el país. Eran muy pocos los precedentes : en 1929, la norteamericana Ione Robinson trabajó como asistente de Diego Rivera en el Palacio Nacional, y en 1930, Isabel Villaseñor asistió a Alfredo Zalce en el mural externo para una escuela rural. En ambos casos, sin embargo, fueron hombres quienes diseñaron y dirigieron por completo la obra.