Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Basada en hechos reales que escandalizaron a México hace menos de un lustro, 41 [/I]cuenta dos historias paralelas que sólo el lector podrá unir a medida que avance en la enigmática intriga. Por un lado, la vida del Japonés, pequeño habitante de un mundo sórdido en donde drogas, violencia intrafamiliar, incesto y pedofilia serán siempre un lugar común.
Por el otro, la investigación policial que los ya conocidos judiciales Sabino y Román realizan sobre los misteriosos crímenes perpetrados en contra de homosexuales, entre quienes se encontrará el hermano de un político importante.
La búsqueda de pesquisas para dar con el asesino irá abriendo, además, una ventana no sólo para mostrar el lado más oscuro de la política mexicana -su corrupción, sus redes de pornografía infantil, sus traiciones y venganzas-, sino también para ponderar, mediante la ironía, el humor negro y hasta el sarcasmo, los agónicos pero aún vivos valores de la amistad y el amor filial.