En 1797 aaprecio en Holanda La nueva Justine o las desgracias de la virtud, seguida de la historia de Juliette, su hermana, Escrita por Donatien Alphonse Frocoise de Sade, esta monumental obra horrorizo al mundo como ninguna otra historia de la literatrura.
José García Ocejo es un artista de difícil clasificación en el amplio horizonte de nuestra plástica. No se le puede unir a los académicos, a las rutas únicas del muralismo, a los surrealistas. Ni siquiera puede agrupársele con otros pintores que durante los cincuenta tapizaban las galerías Prisse, Havre, Proteo, Juan Martín; pero ya en esos momentos de ruptura, contra un corsé que imponía temáticas y compromisos sociales, Ocejo conformaba su personalidad optimista que esconde la tragedia humana y la convierte en una buena broma.La simiente de esta personalidad surgió cuando el auge de la clase media era el gran triunfo revolucionario y trajo consigo públicos numerosos a exposiciones individuales y colectivas. Creció el estudiantado en la Universidad, se crearon suplementos culturales, programas de radio y televisión y, en consecuencia, se fomentó el centralismo del Distrito Federal que había empezado a intensificarse con Ávila Camacho. Esos cambios beneficiaron a varios creadores famosos, distinguidos con encargos del extranjero, y abrieron puertas a los jóvenes.