Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Cerca de dos millones de perros "sin dueño" deambulan por las calles de la ciudad de México. A trote por este libro descubrimos que el perro callejero si tiene dueño: barrio, la colonia, el pueblo. Los vecinos juegan con él, le abren las puertas de sus casas, le dan de comer y beber, lo protegen de la perrera. Le ponen un nombre y en ciertos casos, hasta un collar. El perro, sin favoritismos, le es fiel a cada uno de sus "dueños". Responde a los varios nombres que le ponen. Incluso llega a arriesgar su vida para defender a sus múltiples benefactores. El perro callejero puede formar parte de la vida domestica de una o varias familias, sin embargo jamás será "domesticado" del todo. Vuelve una y otra vez a su casa: la calle. A su libertad.