En este libro podemos ver cómo la escritura de carácter histórico y social adquiere una suerte de entelequia: lejos de perfeccionar el sentido de una trama o de una línea discursiva en el cuento tradicional -como sucedería en el curso de la historia hacia el progreso o en un supuesto estado de gracia-, esta narrativa condiciona la suerte de los personajes con un sentido metahistórico, y el drama se fusiona a las estructuras del cuento contemporáneo, acarreando todo el aluvión de las corrientes tradicionales y modernas. Se entronca aquí con formas narrativas en las que, unas veces de manera soez y otras de manera sutil, la prosa poética sugiere que el curso de la historia no descansa en una realidad inmediata sino en una contingencia: en cualquier lugar fuera de esta mundo. El autor, además de buscar formas expresivas, se preocupa por la manejo temático, por hacer trascender la narrativa a planos que intentan acercar la escritura a las sensaciones estéticas de la pintura y la música.