En un ruinoso edificio de la ciudad de México, un grupo de ancianos pasa los días entre rencillas vecinales y tertulias literarias. Teo, el narrador y protagonista de esta historia, tiene setenta y ocho años y un apego enfermizo a la Teoría estética de Adorno, con la que resuelve todo tipo de problemas domésticos. Taquero jubilado, pintor frustrado con pedigrí ?hijo de otro pintor frustrado?, sus mayores preocupaciones son llevar la cuenta de las copas que toma al día para extender al máximo sus menguantes ahorros, escribir en un cuaderno algo que no es una novela y calcular las posibilidades que tiene de llevarse a la cama a Francesca ?presidenta de la asamblea de vecinos? o a Juliette ?verdulera revolucionaria?, con las que constituye un triángulo sexual de la tercera edad que «le habría erizado la barba al mismísimo Freud». La vida rutinaria del edificio se rompe con la irrupción de la juventud, encarnada en Willem ?mormón de Utah?, Mao ?maoísta clandestino? y Dorotea ?la dulce heroína cervantina, nieta de Juliette?, en un crescendo de absurdos que arriba a un clímax para mojarse los pantalones. Concebida bajo el dictado de Adorno, que afirma que «el arte avanzado escribe la comedia de lo trágico», entrelazando fragmentos del pasado y del presente, esta novela recorre el arte y la política del México de los últimos ochenta años, marcados en la historia familiar por la sucesión de perros de la madre del protagonista, en un intento por reivindicar a los olvidados, los malditos, los marginales, los desaparecidos y los perros callejeros. Con su tercera novela, el escritor mexicano Juan Pablo Villalobos, tras la excelente acogida, tanto en lengua española como en sus muchas traducciones, de Fiesta en la madriguera y Si viviéramos en un lugar normal, se confirma como un narrador imprescindible, con una voz personal y un sentido del humor muy singulares.
Misterios de los Cabiros es la tercera entrega de la serie Imágenes primigenias de la religión griega. Con su habitual erudición e ingeniosa metodología, Kerényi esclarece uno de los conceptos fundamentales para el entendimiento de lo religioso en el mundo griego: el «misterio», aquello que es mantenido en secreto, el conocimiento de lo innombrable y que se adquiere sólo a través de la iniciación en el culto a los dioses. Entre los griegos el culto llevado a cabo en Eleusis era el arquetipo de los «mysteria».La investigación de Kerényi, sin embargo, va más allá, al referirlos a pueblos pregriegos, los cuales, al «fundar» el culto primigenio, se convierten en «divinidades de los Misterios por antonomasia». Tal es el caso de los Cabiros, a quienes, según el mito, el culto secreto les había sido regalado por Deméter.Pero más allá de la genealogía del misterio, que tiene de por sí gran valor, importa señalar que, en lo fundamental, estos antiguos «mysteria» guardan y a la vez revelan un secreto esencial: que el origen de la vida es en esencia femenino, que ante todo se antepone la fertilidad de la mujer y que, para que el hombre, en principio guerrero y violento, sea fuente de vida, requiere de una profunda metamorfosis a partir de su unión con lo femenino, que lo eleve hacia una nueva forma de humanidad.