El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
El autor afirma que la acción política, sin la guía de una reflexión constante y una vigilancia de la crítica intelectual, está condenada al vacío, al dogmatismo y la cerrazón, pues todo político debe caracterizarse por tener convicciones firmes y certezas éticas, y ser capaz de analizar el pasado para poder apreciar las amplias posibilidades del futuro.