El glifo indígena que representa a Oaxaca - una careta humana con vainas de guaje- nos deja ver la muy antigua relación que ha existido entre los hombres y las plantas de esta región. El Jardín Etnobotánico, ubicado en el interior de lo que fuera el convento de santo Domingo, celebra este vínculo al reunir en un sólo espacio una gran cantidad de especies endémicas.La lente de la fotógrafa Cecilia Salcedo nos revela, en estas páginas, algunas facetas inusitadas de estas plantas. Y el antropólogo Alejandro de Ávila nos invita a descubrir con asombro pasajes históricos, tradición oral y reflexiones en torno a este ámbito.