Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
El teatro en México fue, durante el siglo XIX el lugar artístico donde coincidían los miembros de las diversas clases sociales: centro de reunión, reencuentro, el teatro acogía sus localidades ---desde los ensortijados palcos y plateas hasta las populares galerías--- y, a todo aquel que quisiera asomarse a lo que acontecía en el escenario urbano.Se advierten las imágenes de un pueblo que no terminaba de adaptarse a las convulsiones político-sociales, inseguro económicamente y desconcertado. El rostro de ese pueblo parece formarse en las crónicas teatrales de Altamirano, en los bosquejos iniciales para el retrato del habitante de México; en esos destacan los rasgos conductuales de ese pueblo frente a sus escenarios, ante sus espectadores teatrales, circense, urbano, rituales.
Libros relacionados
Obras Completas, XVIII. Periodismo político, Tomo I