"He dudado tanto en escribir estas páginas, es que yo tenía algún motivo de vida para encerrar en el interior los secretos de mi pobre vida: No, es que la pereza me consume, es que hay algo pesado como el plomo que embarga mi cerebro. Decididamente, el tedio mina mi existencia, el desengaño ha segado en flor mis esperanzas, tengo hielo en el corazón".Con estas líneas comienza Altamirano, en 1869, sus diarios; tienen treinta y cuatro años y como buen romántico se siente acabado.
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