Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
Al recorrer la estructura de este libro el espectador se sumerge en algo parecido a un estado de oración semejante al que experimenta el narrador, quien pasó casi treinta horas en una celda acompañado de su tasbih --objeto similar a un rosario, de uso tradicional entre los fieles de la religión islámica--, invocando los noventa y nueve nombres de Dios. El detonante es una imagen: un grupo de ovejas pastando en un roquedal.