Hartos de esa escritura equidistante y falsamente aséptica que hoy pulula en Academias, editoriales del sistema, grandes periódicos y otros burdeles con prestigio, se trata de recuperar el carácter romántico del marxismo. La revolución como un sueño apasionado y empapado de imaginación: el único camino deseable, posible y realista para nuestros pueblos.