Comenzando el otoño del 76, la oposición checa ya tenía casi listo el manifiesto de la carta 77 un movimiento que al cabo de veinte duros años acabaría con el régimen- y un joven filósofo español llegaba una vez más a su querida Praga con la intención de servir de puente entre los dirigentes de la primavera del 68, sus aliados en el exilio y sus partidarios en el extranjero. Entre charlas con profesores y amigos, entre amoríos y persecuciones policiales, busca además la pista de Caramuel, un filósofo checo del siglo XVII nacido en Madrid, que fue famosísimo en su época y hoy, como tantos otros grandes sabios, está desaparecido.