Ya no tengo nada. Solo una fuente inagotable de noches fías, metálicas. Lo que me hace falta es dejar de sentir esperanza A mí nadie puede envidiarme. Estas líneas son parte de la profundidad, de la belleza y de la verdad que atraviesan la memoria del dolor y la voluntad de sobrevivir en una mujer que ha visto irse a su amado entre sus brazos. Con la construcción de un diario, la mirada poética y el cromatismo de los recuerdos, Socorro Venegas nos muestra el proceso oscuro del duelo lo que recorre un cuerpo y un alma embestidos por la ausencia, la espera y la búsqueda.