Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Por allá del rumbo de La Noria, en un rincón que nadie recuerda porque a nadie le conviene acordarse, en el imaginario pueblo de Cuescamula vive Enrique Uriate, mejor conocido como el Quicón, un imponente serrano aficionado a la música de Los Alegres, Los Cadetes y Los Relámpagos, admirador de los míticos personajes que protagonizan sus corridos favoritos.