Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Inmersos desde hace algunas décadas en una era de crisis --económica, política, social, existencial, ambiental--; sumergidos en una época caracterizada por el aumento de la pobreza, el desempleo, los suicidios, la corrupción, la explotación laboral, el espectáculo, la desigualdad, el cambio climático; extraviados ante la falta de un horizonte de sentido claro, lo único que nos queda es reír. Y qué mejor que hacerlo guiados por Liniers, uno de los humoristas contemporáneos más importantes de América Latina, que desde hace más de diez años retrata diariamente en sus tiras el mundo que lo rodea: pingüinos que hablan, monstruos imaginarios, hombres misteriosos, robots sensibles, gatos con nombres de directores de cine, osos de peluche catatónicos, duendes coloridos y traviesos, hombres que ponen nombres a las películas, niñas curiosas y un largo etcétera.