No se piensa para la época sino para escapar de ella y para ventilarla. Spinoza poema del pensamiento nos devuelve al más imprudente de los pensamientos, aquel que piensa contra el orden, aquel que se dirige a la invención de pensamiento y a la alegría que hace vivir. Es una imprudencia inventiva que exige enfrentarnos al lenguaje, convertirlo en poema.
Lo que Meschonnic enseña en su lectura de Spinoza es el valor estratégico de lo que llama marcadores afectivos, operadores cuya potencia es la del trazado del continuo, la invención de relaciones entre afectos y conceptos, la concreción de la unidad ritmada no de la unión cuerpo alma.