Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Con una mirada capaz de encontrar un ángulo interesante hasta en el tiradero de un taller, el fotógrafo Tomás Casademunt visitó en México y en España a los artesanos que fabrican santos, vírgenes y cristos de yeso. El resultado - un ensayo con una base documental de fotografía no constuida- es un collage involuntario de cosas santas y profanas convertidas luego por el ojo del fotógrafo en verdaderas composiciones estéticas. El poeta Álvaro Mutis vio en ellas un teatro de gran intensidad dramática y escribió una frase para cada una como una voz que entra y sale de la escena. Las frases son presentadas en este libro como un eco de "la poesía concreta", donde las letras mismas son personajes en este original teatro fotográfico y poético.