C.B. Waite encontró en México su tierra prometida; su peregrinar desde Ohio y luego por California, tuvo en México la conclusión del largo itinerario que esperaba muchos de los personajes aventureros de su tiempo. Su vida en este país se vio enriquecida por grandes proezas personales, por satisfacciones, placeres, gozos y desdichas que conformaron su épica personal. Su labor como recabador de información lo sitúa en la tarea primordial, en su tiempo, de descubrir y replantar con nuevos ojos los esquemas hasta entonces conocidos.