Siempre al borde de la ironía o la parodia, pero también al filo inquisitivo de las cosas --las diez mil cosas celebradas con acentos melancólicos y firmes--, el rito que Eduardo Hurtado consuma en este hermoso libro de poemas arranca y desemboca en el sustancioso claroscuro de la mirada. Una mirada que busca eludir la gravedad de lo mayúsculo y que, por lo tanto tampoco es reductible: mirada horizontal y penetrante que sabe hallar asombros en la emoción y el escrutinio.Las diez mil cosas señala el punto de inflexión de un ciclo que se inicia con los libros más recientes de Eduardo Hurtado, Ciudad sin puertas y Puntos de mira, títulos que ya se anotan entre lo más destacado de la poesía mexicana actual. En los poemas de Hurtado asoma la hospitalaria vocación de convidar sin reticencias al lector a la hora de emprender la minuciosa exploración del mundo, su fugacidad, su secreta permanencia, sus crisis. A contraflujo de la estética dominante, esta poesía evita, las grandes palabras "fijas, inmutables, incoloras" que nos hacen tan infelices.