Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
El libro de la decadencia desarrolla cosmogonías fabulosas y mitológicas chinas, épocas de dioses, semidioses, princesas y dragones. En sus páginas el emperador Huang-Ti otra vez construye un observatorio, inventa la flauta, fabrica los primeros ladrillos y nos enseña a hacer casas. Su Emperatriz Lei-Tsu inventa de nuevo la cría del gusano de seda con figuras de pájaros y flores. Todo esto no se lee: se mira y se escucha.El autor se deja sensibilizar por sabidurías lejanas y las expresa con estos poemas. Se siente heredero de civilizaciones aparentemente extinguidas que renacen cada vez que las despertamos: la decadencia aquí nos es debilitante ni erosiva, es un reposo para resurgir. En la forma de caer esta el misterio de levantarse, como el sol decae en el ocaso y reposa en la sombra para amanecer.