Escribir una carta es intentar vencer la distancia y la separación, es comunicar o esencial de una información necesaria, expresar de un modo explícito lo que en la vida cotidiana se manifiesta con un gesto, una entonación o un silencio. A pesar de las limitaciones de este género, que es casi forzosamente críptico, en las cartas se recogen muchas opiniones nacidas en la espontaneidad del momento sin tapujos, cuando priva la confianza y la amistad entre los corresponsales. Hasta en las cartas más pulidas que fueron escritas a personajes prominentes se expresan ideas esenciales que caracterizan la sensibilidad y las convicciones de una época a través de las de un hombre: Ignacio Manuel Altamirano.