Hay actos que se consumen en su propia realizacion: comprar el diario, tomar cafe, preguntar una dirección; nada mas se desprende de su rutinaria banalidad. Fumar, en cambio es algo irreductible a la transacción mediante la cual adquirimos una cajetilla o a la gimnasia manual con la que encendemos un cigarro. Fumar, nos dice Klein, es una forma de expresión, una postura ante la vida y, cada día más, una consigna política
Libros relacionados
Arquitectura parlamentaria en México. Dos siglos de recintos (rústico)