Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Las palabras de No soy Alicia juegan a aparecer y a esconderse. Los cuentos que conforman esta colección son laberintos y callejones por los que perseguimos sonidos, imágenes y sensaciones. Las palabras, más que figuradas, son figuradoras, creadoras de objetos y de ambientes que invitan a la imaginación. El mismo título de No soy Alicia es un nombre que se niega o que se refleja y es una puerta a un libro que, cuando creemos asirlo, se nos escapa, que debemos perseguir por caminos, callejones, seguir las pistas de sus personajes; al comprender y aprehender su esencia híbrida y sus movimientos, nos acompañamos del trazo de carboncillo de Corina Ramírez que guía nuestra mirada por los distintos espacios de la lectura.
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