Aunque no se refirió a ella como una de sus vocaciones frustradas, entre las cuales recordaba la arquitectura, la pintura, la ópera, el toreo y que acaso determinaron su vocación de escritor, pues mediante la escritura quizá pretendía sublimar la substancia de otras aspiraciones o la esencia de un pasado vivido en los sueños, en el principio Salvador Elizondo se imaginó como científico