Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
De las peripecias del ya célebre y entrañable Harry «Conejo» Angstrom, que conforman en cuatro novelas el cuadro más completo de la «intrahistoria» reciente de Estados Unidos, sólo nos faltaba la penúltima, Conejo es rico, que cubre la década de los años setenta del pasado siglo y cuya publicación hemos ido postergando para dar paso a las obras más recientes de John Updike, que, a sus setenta años, está más imaginativo y sabio que nunca. Desde que Harry Angstrom, en Corre, Conejo (Andanzas 128 y Fábula 56), se largara de casa sin previo aviso, abandonando a Janice y a Nelson, han pasado veinte años, y diez desde los febriles acontecimientos descritos en El regreso de Conejo (Andanzas 179). Harry ha conseguido por fin disfrutar de una considerable prosperidad como jefe de ventas de Springer Motors, un concesionario de Toyota en Pennsylvania. En 1979, el Skylab describe su órbita triunfal, el precio de la gasolina sube vertiginosamente, el presidente de Estados Unidos sufre un colapso mientras corre una maratón, y una inflación en alza coincide con un momento de desaliento nacional. Sin embargo, Harry se encuentra en buena forma, dispuesto a disfrutar por fin de la vida... hasta que su hijo regresa del Oeste y reaparece un antiguo amor. Pese a todo, el incombustible Conejo seguirá buscando, a su excéntrica manera, el arco iris de la felicidad