Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Esta obra tiene por objeto destruir un mito: la inocencia de la información. Afirma que las noticias son mandatos; el periodismo, una forma de dirección social. Hasta nuestras conversaciones personales se proyectan como una sutil influencia sobre el medio circundante. Se informa, en definitiva (se escribe, habla o exhibe una película), para dirigir. Pero no siempre se logra. La información determina las decisiones de quienes la reciben sólo cuando éstos la aceptan, y lo grave es que en la sociedad contemporánea se perfeccionan hasta límites inauditos los medios para imponer esta aceptación, mientras paralelamente disminuyen y se anulan las defensas de quienes deben concederla.