Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
El éxito alcanzado por Penas del joven Werther en el momento de su publicación (1774) se debió tanto a sus valores literarios como a su afinidad con el nuevo talante que comenzaba a transformar la sensibilidad y el espíritu de la época y que habría de plasmarse en el romanticismo. Sin embargo, la historia de amores desdichados que alumbró Johann Wolfgang Goethe (1749-1832) es, como apunta en su iluminador prólogo Rosa Sala Rose, un río subterráneo que aflora una y otra vez no sólo en la historia de su autor sino en la historia de nuestra época. Y esto es sin duda por su capacidad para conectar con los conflictos e insatisfacciones latentes en todos los tiempos: justo lo que hace de una obra un clásico.