Al recorrer la estructura de este libro el espectador se sumerge en algo parecido a un estado de oración semejante al que experimenta el narrador, quien pasó casi treinta horas en una celda acompañado de su tasbih --objeto similar a un rosario, de uso tradicional entre los fieles de la religión islámica--, invocando los noventa y nueve nombres de Dios. El detonante es una imagen: un grupo de ovejas pastando en un roquedal.