Sólo una vez vi a Don Ramón y nunca he estado en la Tierra que lo vio nacer. Pero hace que su hija Julia me lo presentó, lo trajo en fragmentos contados y entrelazados en grandes conversaciones que se hicieron memorables. Hemos ido desde su infancia hasta Chicago, ida y vuelta, para encontrarlo disfrutando de su edad, de sus hijas, su familia y sus amigos hasta el último día de su vida