Las formas, los objetos, se funden, se desmoronan; pero el sentido del conjunto persiste entre momentos, entre ficciones, bajo fracturas incesantes. Como un umbral, un asidero. Coral Bracho ha escrito un libro memorable sobre la desmemoria. Pero no sólo: ha dado voz a sus incómodos silencios, y ha buscado acercarse, para desentrañarlos y volverlos visibles, a esos espacios, en apariencia insólitos y recónditos, que a todos de un modo u otro nos atañen, nos pertenecen.