Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
En 1920, el barrio de Asakusa era un lugar que permitía el anonimato, la libertad, la deriva; un lugar donde la vida fluía por todas partes, lleno de placeres sexuales y sociales. Comparada con Dublineses de James Joyce y Berlin Alexanderplatz de Alfred Döblin, esta novela de Yasunari Kawabata retrata la energía desbordante de Asakusa mediante la crónica, el relato popular, las escenas callejeras y un ritmo cinematográfico. Testimonio impar del choque de las tradiciones milenarias de Japón con el florecimiento de la ciudad moderna, La pandilla de Asakusa confirma el carácter universal de uno de los artistas más eminentes del siglo xx.