Existe una sorprendente historia de continuidad y ruptura entre dos regiones, separadas en distancia y tiempos culturales por la frontera geopolítica y destinos aparentemente excluyentes, pero unidas por vasos comunicantes cimentados en una herencia religiosa y material insoslayable y común: las misiones de fray Junípero Serra en la Sierra Gorda de Querétaro en México, y en California, en la Unión Americana. Estas misiones son un testimonio vivo de esa herencia y una importante aportación cultura y arquitectónica; éste es un legado que comparten México y Estados Unidos.