Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
En Una vida, Álvarez regresa una y otra vez a un planteamiento que permanece, a sus 86 años, como una pregunta inquietante, como una sombra que permea y tiñe la revisión que emprende de su infancia y juventud: ¿qué habría pasado si aquello jamás hubiera sucedido? Claro está, el hecho definitorio y definitivo es el exilio; y además, por supuesto, la Guerra Civil y la llegada del autoritarismo franquista. Álvarez sabe que "la historia nos ha vivido". Al comienzo de sus memorias, el autor considera que el fin de su vida se acerca y compara su situación actual -el paso del tiempo, la muerte cada vez más cercana- con la del hombre instalado frente al pelotón de fusilamiento.
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