Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
El simbolismo fue un movimiento artístico fundamental que surgió en Europa a finales del siglo XIX y su influencia puede verse en varios autores y corrientes del siglo XX. Algunos poetas simbolistas han sido ampliamente traducidos y difundidos en español como es el caso de Stéphane Mallarmé, Paul Verlaine o Arthur Rimbaud, pero otros muchos de igual dimensión poética han quedado marginados. De modo que la intención de la presente antología es ofrecerle al lector una pequeña muestra de poemas simbolistas de distintos autores que comparten por un lado el haberse adherido en algún momento de su obra a la visión estética ofrecida por el simbolismo, y por otro el ser desconocido o casi desconocidos en nuestra lengua. René Ghil, Remy de Gourmont, Éphaïm Mikhaë;l, Émile Nelligan, Anna de Noailles, Pierre Quillard, Henri de Régnier, Georges Rodenbach, Albert Samain, Laurent Tailhade y Emile Verhaeren son los poetas que integran la presente antología.