Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Estos ensayos trazan la posible línea de la trayectoria vital e intelectual de Fabienne Bradu, confirmando que el ensayo es la voz del espejo en que se refleja la vida. Fabienne Bradu, que también escribe novela, biografía y crítica literaria, muestra aquí, como ya lo hizo el fundador indiscutible del género, Michel de Montaigne, que el ensayo es un paseo placentero, una erudición sin engolamientos.Desde Rafael Cadenas hasta Nina Berberova, en una concatenación que por momentos parece un canon musical, Fabienne Bradu devela sus filias lectoras y sus obsesiones. Autores como André Bretón, Julio Cortázar o Jean-Paul Sartre, o la fotógrafa Graciela Iturbide, son planetas que giran alrededor de dos centros gravitatorios: Octavio Paz y Gonzalo Rojas, cuyas obras marcaron de manera especial a la autora. También figuran las mujeres de José Vasconcelos y, entre otras, Rosario Castellanos o una desconocida para muchos: Consuelo Sunsín de Saint-Exupéry.