Elemento indispensable en la formación de toda persona culta sigue siendo hoy el conocimiento de las letras clásicas. El autor traza aquà un panorama de la literatura latina sin omitir nada esencial y dando una clara idea de las figuras y corrientes.
La tierra de Alberto Avilés Cortés es el Valle del Mezquital. En él está enraizada su identidad, de él emanan las palabras de sus libros. Pero la capacidad de escuchar de Alberto Avilés no se agota en el Mezquital. Tiende su mano a los pueblos hermanos, a los yuhu, a los tepehuas y a los nahuas del estado de Hidalgo. Sentimos entre las líneas de sus textos que la gente de estos lugares supo reconocer su mano tendida y responderle, compartiendo aquello que da sentido a su existencia, que perfila su identidad.
Quizá lo más importante que aprendió fue tornar la mirada, desde afuera, a su propio pueblo y cultura, valorándolos aún más.
Los lectores de este libro tenemos la oportunidad de hacer un recorrido personal a través de sus páginas y enriquecer nuestra mirada sobre la riqueza cultural de los pueblos y la fuerza de su identidad.
Verónica Kugel Hmunts'a Hem'i Centro de Documentación y Asesoría Hñähñu
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