El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
Desde la segunda mitad del siglo pasado, caligrafías, placazos, graffiti y murales devinieron elementos importantes como recursos expresivos de los jóvenes y se sumaron a la añeja comlpicidad de calles y paredes con demandas obreras, campesinas, estudiantiles y de grupos políticos que buscaban mejores condiciones de vida y mejores mundos para vivir.
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