Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Más allá de la ineficiencia del Estado y su doble moral que, por un lado, aterra sobre el consumo de las drogas y, por el otro, lucra con el miedo, Ramón Gerónimo Olvera aborda el fenómeno de lo que se ha encasillado como “narcoliteratura”. Por lo que el ensayista se pregunta: ¿existe en la literatura algo comparable a los narcocorridos? ¿Cómo recoge el periodismo estos hechos? ¿Cómo la literatura? ¿Desde la apología, la condena o la censura? ¿Debe el escritor ser una especie de conciencia moral? ¿Estamos ante la estética de la sociedad del espectáculo? ¿Nos sirve la anticuada noción de la crítica literaria para entender estas obras?, para luego analizar el trabajo de los más connotados escritores de México, Colombia y España que se han adentrado en el mundo de las drogas ilegales para crear sus narrativas.